Hace más de doscientos años, un doce de diciembre, mi vida cambió radicalmente. Me aventuré a pronunciar un sermón por el cual sufrí toda mi vida. La pintura de la virgen de Guadalupe no está en la tilma de Juan Diego. El Quetzalcoatl de los indios era en realidad Santo Tomás apóstol, venido a predicar la verdadera religión verdadera antes de la conquista de estas tierras. Se me ocurrió decir un par de chifladuras más. Alonso Núñez de Haro, en ese entonces arzobispo, presenció todo. Me condenó varios años al exilio en Europa.
En ese momento empezó mi gran aventura. Sufrí mucho: persecuciones, cárceles con ratas y chinches, etc. No pasó mucho tiempo cuando me enteré del golpe de Estado hacia el Virrey Iturrigaray, en 1808. Su esposa, en 1813, me entregó algunos papeles y me encargó escribir una obra en defensa del buen nombre de su marido. Así es como comencé a escribir la "Historia de la Revolución de la Nueva España Antiguamente Anáhuac". Pero lo que en ese momento era un panfleto de defensa al virrey, se convirtió en otra cosa. El movimiento de lucha por la independencia estaba en la etapa de Morelos. Yo comencé a ver con buenos ojos la emancipación de la madre patria.
Hubiera tomado las armas y luchado a favor de la causa, pero estaba miles de leguas alejado del lugar de los hechos. Así que usé la mejor arma que tenía a la mano: la pluma. Logré hacer una de las defensas más brillantes a favor del movimiento. Sin luchar cuerpo a cuerpo, y con el poder de las ideas ayudaron mucho a la conformación de una nación nueva. Eran aquellos tiempos momentos de profunda confusión. Hoy también vivimos momentos difíciles, y por eso he decidido escribir en este blog, para apoyar con mi pluma tal y como lo hice hace doscientos años.
Aquí hablaremos sobre muchos y muy variados temas, hijos míos. Puedo hablarles de política, yo que fui diputado del Primer Congreso Constituyente. Puedo hablarles de religión, yo que tengo mi tesis sobre Santo Tomás-Quetzalcoatl y la virgen de Guadalupe. Puedo hablarles de cultura, yo que fui miembro del Instituto Nacional de Francia. Puedo hablarles de historia, yo que hice la primer obra histórica sobre la independencia. En fin, hijos míos, puedo hablarles hasta de diversiones, yo que fui momificado y vendido a un circo.
Este blog es tuyo y mío, literalmente. No pretendo decirles la verdad ni ser objetivo. Eso es algo que ya ha quedado demostrado que no es posible. Por el contrario, lo que yo escribo aquí solo es una opinión. Estés de acuerdo con ella o no, no puedes despreciarla. Más aún, si no comulgas con lo que digo, comenta, debate, que podemos sacar una discusión muy interesante. En ese sentido, mi propósito es hacer declaraciones atrevidas que inviten a las polémicas.
Servando Teresa de Mier, hereje eterno y doctor en teología por la Universidad de México, desde San Juan de Ulúa.